Las moscas poseen una estructura morfológica de cabeza, tórax y abdomen al igual que todos los insectos. Poseen dos pares de alas, una funciona para volar y la otra funciona como un pequeño giroscopio que le indica al insecto de su posición espacial al volar.
Tiene tres pares de patas, las cuales están recubiertas al final por una especie de tejido compuesto por azúcares y grasas pegajosas que le permiten a la mosca adherirse a cualquier tipo de superficie, incluso caminar boca abajo o sobre una superficie en movimiento.
Sus piezas bucales están adaptadas para succionar, lamer o perforar; nunca para morder ninguna clase de alimento, por eso es común que las moscas vomiten sobre las comidas que piensan ingerir antes de consumirlas, para facilitar su consumo.
Sus cuerpos están recubiertos por pequeños pelos sensibles a cambios de temperatura, humedad y viento. Estos pelos reciben el nombre de sedas sensoriales. Además, en sus patas poseen sensores de olor, que le permiten comprobar el sabor de los alimentos una que vez que se posan sobre ellos.
Por esas razones es común observar que las moscas se frotan sus patas con tanta frecuencia, ya que es esa su forma de limpiarlas de cualquier residuo que entorpezca sus sensores de olor.
Los ojos de las moscas son muy grandes y extremadamente sensibles a la luz. Se puede diferenciar a un espécimen macho de uno hembra por sus ojos, ya que los machos poseen los ojos más grandes y con menor separación entre sí que las hembras.
Algunas medidas para evitar que estos animales perjudiquen nuestros hogares es cuidar la higiene y limpieza de los espacios donde se vive. Además debemos eliminar los restos de comida, mantener contenedores de alimentos bien cerrados, sacar la basura con frecuencia y de forma correcta.